P: A tu
juicio, ¿en qué hemos avanzado en cuanto a igualdad en el retail?
R: Como
todos sabemos, el sector del retail, en clave de puestos de dirección, es un
sector históricamente muy masculinizado. Algo cuanto menos curioso, si tenemos
en cuenta que la mayor parte de nuestros/as clientes han sido y siguen siendo
mujeres. Y digo históricamente, porque honestamente creo que se han dado
grandes pasos en cuanto a la evolución profesional de la mujer dentro del
retail. En mi opinión... debido a la propia evolución de la sociedad en su
conjunto, tanto de hombres como de mujeres. Dicho esto, como sociedad
evolucionada en general, considero que todavía nos queda un importante camino
por recorrer... no tanto en materia legisltiva, como en lo relativo igualdad real.
La prueba está en que aún estamos hablando de ello.
P: Como valorarías la situación laboral de la mujer en el retail?
R:Como
decía al principio el retail no es un reducto de la sociedad ni está al margen
de ella. Es parte de la misma y en la medida en la que èsta evoluciona,
evolucionamos con ella. Si bien es cierto, las empresas somos un gran motor
acelerador del cambio, por eso es tan importante nuestra proactividad en
materia de igualdad y empoderamiento. Eso si, al final somos nosotras quienes
tenemos que coger las riendas
P: Si tuvieras que identificar, en general, grandes tareas pendientes en relación
con los derechos de las mujeres. ¿Cuáles serían?
R: Afortunadamente
creo que estamos en un momento histórico crucial. De alguna manera las mujeres
hemos dicho basta y los cambios están cogiendo velocidad... gracias también al
empuje de muchos de nuestros iguales. Porque esto no es una cuestión menor; ni
de hombres contra mujeres. Estamos hablando de respeto entre iguales. En cuanto
a lo que creo que nos queda hacer y por lo que a nosotras respecta: diría que
aprender a querernos y valorarnos más y a no entrar en el perverso juego de la
prueba. No hay nada que probar en clave de igualdad. Lo que tenemos es que
ocupar es nuestro lugar; el que nos corresponde por derecho con independencia
del género y en todos los planos en los que nos movemos... no solo en el ámbito laboral. Ni por ser
mujeres merecemos más ni por la misma razón nos corresponde menos.
P: Se denomina techo de cristal a la limitación velada del ascenso laboral de las
mujeres dentro de las organizaciones. Se trata de un hecho que limita sus
carreras profesionales, y tú has conseguido romperlo ¿con tu experiencia que
mensaje puedes trasmitir a la sociedad?..
R: En
primer lugar soy Gallega, con todo lo que ello conlleva. Vengo de una familia
matriarcal con dos grandes referentes, mi madre y mi abuela. Ellas me enseñaron
la importancia de la libertad a la hora de tomar decisiones, algo por cierto
muy ligado a la independencia económica. A sentirme un "ser completo"
y a luchar por aquello en lo que creo. También por los demás. En la medida que
pueda hacerlo. Creo firmemente en el derecho a la igualdad de oportunidades y
en el principio de justicia social ...y lucho por ello desde siempre (trabajar
al lado del Tercer Sector Social me reafirma en ello ). Mi gran suerte en el
plano laboral, y ya hablo de Carrefour en particular ...encontrarme en el
camino con directivos/as inteligentes que apostaron y apuestan por el talento
con independencia del género. Directivos/as con mayúsculas, gracias Arturo, que
aprecian el gran valor de la diferencia. Por eso de cara a la sociedad
insistiría: "cuidemos la educación y apostemos por el talento, venga de
donde venga"... porque como diría Paulo Freire: la educación no cambia el
mundo pero si a las personas que pueden hacerlo. Lo demás es cosa nuestra.
P: Por último en relación a violencia de género, cuestión preocupante, como valoras las medidas acordadas en el segundo Plan de Igualdad?
R: Celebro profundamente lo que está haciendo una gran empresa como Carrefour de la mano de los diferentes agentes sociales en lucha contra la violencia de género. Y en este sentido hablo de acciones que van mucho más allá de las medidas implantadas en los correspondientes Planes de Igualdad ( por cierto, absolutamente necesarios de cara a evitar cualquier riesgo en esta materia) . Hablo del orgullo de pertenecer a una empresa con una verdadera una cultura organizativa en constante situación de alerta. Una empresa que trata de prevenir ese peligrosísimo caldo de cultivo que se enriquece con pequeños gestos que tienden a minar la autoestima de la mujer en el plano que sea. Comportamientos sutiles que nos podrían apartar de la "carrera". Agradezco formar parte de una empresa con el foco puesto en esta cuestión y a su vez tajante a la hora de condenar estos comportamientos.
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